Dr. David Estallo

Psiquiatra

TANOREXIA: Obsesión por estar bronceado

No entienden de límites ni de control. Da igual verano que invierno. La época del año no les obliga a abandonar su principal objetivo, tener un color de piel más oscuro. Los tanoréxicos nunca dejan de exponerse al sol dañando gravemente su salud.

Toman el sol en verano y acuden a las cabinas de rayos UVA en invierno de manera compulsiva. Sin embargo, pese a todos sus esfuerzos, ven su piel pálida y la cara demacrada. Pero la realidad es otra: están más que bronceados e incluso tienen quemaduras en la piel. Cada vez un mayor número de personas caen en las redes dela tanorexia o la adicción a broncearse. Este trastorno es relativamente reciente, por lo que no hay datos epidemiológicos. Se engloba dentro de los trastornos dismórficos, es decir, cuando una persona tiene una percepción alterada de su imagen corporal y percibe algún defecto en sus características físicas, ya sea real o imaginado. En el caso de la tanorexia, los afectados pueden llegar a sufrir problemas graves en la piel. La idea errónea de su aspecto les provoca un deseo de cambiar para después intentar ocultarlo cuando su piel empieza a deteriorarse por efecto del exceso de bronceado. A pesar del esfuerzo de multitud de sociedades científicas por trasladar a la población la importancia de tomar el sol con moderación y precaución, el porcentaje de casos de tanorexia va en aumento año tras año. Los afectados suelen tener entre 20 y 40 años y es algo más común entre las mujeres, aunque el porcentaje de hombres con este trastorno también va en aumento significativamente en los últimos años.

Las personas con tanorexia castigan su piel y la exponen de forma excesiva al sol o a los rayos UVA. Lucen un bronceado intenso y sufren quemaduras que después intentan ocultar con ropa y maquillaje. Presentan un envejecimiento prematuro de la piel y experimentan situaciones de ansiedad. Debido a la obsesión por recurrir de forma compulsiva alargas exposiciones de sol y rayos UVA, su piel está sometida a efectos peligrosos: quemaduras cutáneas, envejecimiento prematuro de la piel y la más temida, cáncer de piel. La Organización Mundial de la Salud calificó las cabinas de rayos UVA como cancerígenas en 2009 y según un estudio publicado en 2011 en «The Lancet Oncology», si comienzan a utilizarse antes delos 30 años, las radiaciones que emiten aumentan hasta un 70% el riesgo de desarrollar cáncer de piel. De hecho, estas máquinas fueron diseñadas en un principio con el propósito de tratar determinadas enfermedades cutáneas, pero después han derivado en tratamientos estéticos, a menudo incontrolados. Si una persona considera estar excediéndose cuando se broncea, el primer paso es informarse sobre su fototipo de piel. También es importante informarse de otro concepto: la MED (siglas en inglés de Dosis Eritematosa Mínima), es decir, la cantidad de sol que aguanta la piel antes de enrojecerse. Este dato se mide con un aparato específico solo disponible en la consulta de los dermatólogos. Si se sobrepasan los límites de manera reiterativa, se considera que se está tomando el sol en exceso.

El tratamiento de la tanorexia debe abordarse desde dos perspectivas, la mental y la física. Por lo tanto, conviene incluir dos figuras profesionales, el psicólogo y el dermatólogo. Según el nivel de afectación psicológica del paciente, puede ser necesario prescribir psicofármacos. De la misma manera, según el número y gravedad de las lesiones que presente en la piel puede requerir desde regeneradores cutáneos a tratamientos tópicos y, en los casos más casos más graves, anticancerígenos.

Fuente: El Mercantil Valenciano, 15 de agosto de 2014

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